Pablo les recordó a los creyentes de Filipos que la unidad genuina empieza con la humildad. El orgullo divide al cuerpo; la unidad construye al cuerpo. La falta de unidad se deriva de la realidad de que somos personas egoístas. Cuidamos primero nuestros propios intereses. Estamos interesados en nuestro propio trabajo o en nuestro propio ministerio. No estamos dispuestos a compartir el crédito. Queremos la gloria. Tal vez no se muestre
Page 105